domingo, 4 de octubre de 2015

Rimas de muerte y vida

Aylan

Como niño adormecido
Inerte sobre la playa
Tu cuerpecito de arena
Ya no navega más aguas
La luna te mira triste
En esta tu noche trágica
Cuando la mar te devuelve
Con su música de lata
Cuánto dolor se recoge
En tus palmas volteadas
Hacia un cielo que desoye
La súplica tan humana
Alas de ángel te ha pintado
Un amigo de esta patria
En la que se sueña con
otra posible Esperanza
Y en una cama de sueños
Con un móvil adornada
Otro artista te ha acunado:
Plasma tu noche añorada
La patria siria revienta
La sangre la tierra empapa
Y en desespero los pobres
Buscan la paz que no alcanzan
Europa no se conmueve
Sólo el negocio y las armas
Determinan decisiones
Que entre pasillos se pactan
Acuden a las mentiras
Para seguir con sus trampas
Explotando los recursos
Y piensan: caiga quien caiga
Aylan grita en su silencio
-con sus tres añitos basta-
¿será posible otra Tierra
y alguna gente con alma?


Monseñor Romero

CON SU PALABRA ATREVIDA
DEJÓ AL PODER EN LA NADA.
SANGRE Y SANGRE DERRAMADA
SERÁ PATRIA FLORECIDA

Ser en la vida Romero
con el pueblo en romería
con firmeza y valentía
sin desviar el sendero
¡y yo me quito el sombrero!
Que su memoria es de vida
y no ha sido desoída
Que el obrero y campesino
van desgranando el camino
con su palabra atrevida.

A Romero lo hacen santo
y hay dos modos de decirlo:
con rebozos bendecirlo,
o bien, el pueblo entre llanto
-lo dice el alma en quebranto-.
Su muerte planificada
no será muerte borrada
sin memoria y sin causal,
que su verbo sin igual
dejó al poder en la nada.

El pueblo oía en dolor
en diáfanas homilías
verdaderas profecías,
denunciando sin temblor
el sufrir de El Salvador.
Atento a lo que pasaba,
presto a su pueblo contaba:
masacres de poblaciones,
torturados en prisiones,
sangre y sangre derramada.

Es la hora de verdades,
no de esconder cada día,
con prensa e hipocresía,
con bombas y falsedades,
los expolios  y maldades.
A la conciencia dormida
dicen las comunidades:
rasga tus comodidades,
que esta lucha por la vida
será patria florecida.

En memoria de Ana María

Petare tiene su isla
que tomó por compañera,
y es que, allí donde hubo fuego,
rescoldo y cenizas quedan.
Por esos años setenta,
llegaban las misioneras,
con Vaticano segundo
y teologías nuevas,
y en América Latina,
con Medellín y con Puebla.
Bien abiertos esos ojos
al sufrir y a la pobreza,
subieron a nuestros cerros
las jóvenes misioneras.
No quieren vivir abajo,
ni en la sede de la escuela,
que con el pueblo a su lado
prefiere andarse la isleña.
Con los estudios que trae,
pronto ejerce de maestra,
y con jóvenes y niños,
desmaleza los problemas.
Comida y salud primero.
Hay que buscarles la vuelta.
Que estando todos unidos
nacerán cosas muy buenas.

Más tarde, como Jesús,
les ofrece la Palabra,
Palabra leída en pueblo,
abierta a todas las casas,
desde la realidad vivida,
proclamada en esperanza.
Y así Petare es amor
como amor se ha vuelto Ana.
Y es un amor que no cesa,
por más que los días pasan.
Amor que sale viajero
a otros lugares del mapa,
a Maracaibo y San Félix,
hacia Los Teques y Lara.
Con encuentros y talleres
y la canción necesaria.
La Biblia de las mujeres,
la lleva en cuerpo y en alma.
Y una pizca de alegría
pone sazón  a su salsa.
Un enamorado tuvo,
dicen lenguas bien habladas,
pero ella no le dio cacho
a su Petare que amaba.
Cuarenta años han pasado.
Su madre enferma y anciana
requiere de su presencia:
un alivio, una palabra.
Y Ana decide, en dolor,
acudir a acompañarla.
Allí estudia teología,
aunque su tesis rechazan
por ser laica y muy mujer
para curas con sotana.

Mientras tanto, siempre vuelve
a su Petare querido.
Que el amor que allí dejó
no se ha quedado dormido.
Va por las comunidades
con su buqué florecido,
y es la hora en que lo suelta
¿y quién lo habrá recogido?
Se ha quedado allá en su isla.
Decirlo, no lo ha podido.
Enferma y en su silencio,
sin Petare, ha fallecido.
Son cenizas las que quedan
de ese cuerpo consumido.
Pero bajo esas cenizas,
y del rescoldo escondido
del amor a su Petare
¡nuevo fuego se ha encendido!


No hay comentarios:

Publicar un comentario