sábado, 25 de noviembre de 2017

Recopilación de 12 SONETOS



Cuando se trata de ser clásico.... 


I. Campesino en invierno

(con los recuerdos vivos de mi padre 
en la infancia de la Eras de Beraza)

Al madero va el hacha bien templada
en un día de lluvia detenido,
con misión de astillar a son batido
la des-carga de troncos apilada.

Una a una va la astilla a su manada,
quita el frío del cuerpo estremecido
el hombre aquél que brega amanecido
por el horno y el pan y la cebada.

Crecerá el cereal en primavera
granará para julio venidero,
proclama a cada hachazo en el madero.

Bajo el cobertizo de la era,
golpe a golpe dando el hortelano,
una nueva pila será su sementera.



II. Al Hermano Juan Pedro

(al acercarme a la historia de los orígenes 
maristas, en el siglo  XIX)

Es la primera frase de su boca:
“Llegaré a aprender, aunque no sé nada”
Aprenderá así la oración callada:
Amar, como un avaro ama la roca

del diamante; como una madre toca,
ve y piensa a la criatura amada;
amar a Cristo, su muerte contemplada;
amar a Dios, que pronto lo convoca.

Champagnat le da un pan y lo comparte,
de regreso  a Bulié, con sus hermanos.
Va aprendiendo la entrega: todo un arte.

Querido por los niños y paisanos,
deja la vida entera en estandarte.
Junto a Dios ya llevó la mejor parte.


III. Hermanos en Lavalá

(al acercarme a la historia de los orígenes 
maristas, en el siglo  XIX)

Junto a esta pobre mesa de madera,
unos niños despachan su alegría
con papas y con pan, en compañía
de Champagnat, que tierno y buen padre era.

En esta pobre casa de cantera,
cualquier anciano o huérfano cabía,
que un plato a nadie se escondía,
ni se negaba a nadie que acudiera.

Maestros fueron pronto, antes hermanos;
que en la mesa del pan hubo el cariño,
y en la casa abierta… abiertas manos.

Como Aquél que habiendo acercado a un niño,
señaló el claro sendero en un guiño:
“Háganse más pequeños, más humanos”.


IV. Casa de los Rivat

(al acercarme a la historia de los orígenes 
maristas, en el siglo  XIX)

Casa de pobre, aldeano de afanes,
cuidador de pastos y ganados.
Casa de madre, mujer de prados,
hacedora de quesos y de panes.

Sufridora de vientos y desmanes,
compañera de pinares y terrados,
raíz en tierra, y tierra en los costados,
amiga de cabrillas, gatos, canes…

Casa de un Dios oculto, en adelante, 
lugar de su presencia acontecida,
de un Dios entre las vacas vigilante.

Piedra de Mesonet, roca fundante,
casa de un Dios en carne, que da vida,
casa de Francisco, hermano andante.


V. Hermano Bonifacio 

(a la muerte del sencillo hermano Boni, 
como todos lo llamábamos, con quien, 
entre otras cosas,
aprendimos a jugar dominó 
y,  jugándolo, a amar a Venezuela)

A la mesa sentado de dominó,
es la imagen que llega a la memoria,
de un hermano Bonifacio ya en la gloria,
pues la partida última ganó.

Voz potente que el “Sub tuum” entonó
al Padre cantará con más euforia.
Y al pasar de los días, de esta noria,
quisiéramos cantar como él cantó.

Violeta en paz, la vida que llevó.
Su recuerdo nos queda en esta historia,
sencillo y escondido, muy de casa,

y el dicho marabino, ya olvidado,
que en tantísimos juegos repitió,
oye bien: “el que se jocha, fracasa”.

VI. Hermano Antonio 

(a la muerte del hermano Antonio Eguía, 
hombre sensible
a quien le sorprendió la muerte temprana)

Nos sorprende tu muerte tan temprana, 
cuando nadie esperaba tu partida.
Ahora disfrutas más y mejor vida,
ya te abriste paso en la oscurana.

Jesús, el galileo, nos hermana.
Quien fuera tu pasión y tu medida
es hoy y aquí, en esta despedida,
tu horizonte final y tu mañana.

Humor y canto, música y poesía,
¡que los recoja y desparrame el viento!
serán tu herencia en esta travesía.

Sin fronteras, que el corazón no tiene,
podremos encontrar tu melodía
y en el silencio recibir tu aliento.


VII. Navidad

El pequeño en Belén nos ha nacido
no queremos creerlo todavía
de una pobre mujer, virgen María,
del dinero y poder desconocido

Al imperio y sus censos sometido
rechazado en cualquier hospedería,
como siempre: empresario y policía
buena alianza contra el pobre y excluido.

Pastores y pastoras despertando
van alegres en marcha y con urgencia
pues la joven nazarena está alumbrando

Hoy se cumple en carne de impotencia
de Dios entre lo humano la presencia
¡que ha venido a los pobres liberando!


VIII. A Jon  Sobrino, teólogo del pueblo

(En referencia a sus obras cristológicas cuestionadas: Cristología desde América Latina – Esbozo. CRT, México 1976; Jesús en América Latina. Sal Terrae, Santander 1982; Jesucristo Liberador. Trotta, Madrid 1991; La fe en Jesucristo. Ensayo desde las víctimas. UCA, San Salvador 1999).

De pueblo y sangre y sufrimiento vienes,
y de habértelas con inquisidores;
de pensar la fe, a pie y entre sudores,
de entregar el trébol de tus sienes.

Del Esbozo al Jesús, sencillos bienes,
Liberador y Fe, obras mayores,
mal te leen dogmáticos doctores;
tú, al Jesús de las víctimas te atienes.

Por tu amor a Jesús te han reprobado.
Por ese amor de evangelio y utopía,
hermano Jon, tu verbo han desterrado.

Mas tras haber leído y detallado
tus libros con rigor, ¡ave maría!
Dios y el pueblo, en consenso, han aprobado.


IX. Comunidad popular de fe

Llenaré tus entrañas de utopía
para poder vencer la noche oscura,
te dirán que has perdido la cordura
cuando cantes mi Nombre noche y día.

-Juana, Andrés, Isabel, Carlos, María
Mujer y hombre del pueblo, la ternura
de Dios, de la América del Sur frescura,
son sus vidas eterna profecía.

Hermanados los sueños en sus manos,
el pueblo avanza firme en su camino,
con Jesús de Nazaret, el Peregrino.

Siendo sólo aprendices de cristianos,
comiendo el pan y bebiendo el ron y el vino,
despertando la esperanza en los hermanos.


X. Peregrinos de la esperanza

Me preguntas, hermano si habrá historia
mientras tiembla tu ser en la tibieza
del presente, en la suave nobleza
del corazón, viajero sin memoria.

Preguntas si es posible de la escoria
que surja la esperanza ¡qué proeza!
Y en tus ojos refulge la tristeza
del que no alcanza a vislumbrar la gloria

Créelo, habrá historia habrá esperanza
sin dudarlo. La haremos con las manos,
como pueblo andariego, en los caminos.

Dejaremos atrás las añoranzas
y, abandonando los senderos llanos,
tomaremos un nombre: peregrinos.


XI. Llamada de América

La llamada del universo hermano
interroga mi vida en lo indecible
y un susurro apenas perceptible
remueve en mí las fibras de lo humano

Se hace grito el susurro, más cercano,
la voz de los sin voz, verbo inaudible
es ya clamor del Reino, irreprimible
es ya combate fiero, mano a mano

Y así, soñando en estas correrías,
uno mi cuerpo a la cadena hermana
soy para siempre aliado de esta gente:

Y son ahora mis noches y mis días
parteras de la historia, del mañana
de la América toda, en Continente.

XII. La nieve 

Ubre y serpentín, destila un manto 
de luz, sobre el paisaje y la mirada.
Verbo celeste. Música callada.
Divino Orfeo. Silencioso canto.

Juguemos a reírnos: no me espanto.
Tú de mi frío. Yo de la pisada
que en tu cuerpo he dejado. Carcajada
te provoca mi aspecto. Casi un santo

ermitaño te parezco. Reímos,
cuando luego te vas, tan de repente:
murmullo en el arroyo y despedida.

¡Qué muda y frágil! Ya desvanecida.
Hoy jugamos tú y yo, nos divertimos.
Mañana ¿Qué serás? -Fecunda fuente.


FOTO: https://solo50.wordpress.com/2017/01/04/vi-concurso-de-microrrelatos-de-tematica-libre-pluma-tinta-y-papel/

miércoles, 19 de julio de 2017

Campesino de tierra y agua

foto javier sanz



Esto dijéronme:
Tu padre ha muerto…
Ramón Palomares
1
Se detuvo el corazón sin fuerzas
cesó el respiro
la piel esperará paciente
a fundirse con la tierra

2
En una cama ajena
hemos palpado tu piel tibia
nos dejas repentino
cansado de la lucha incontenible

Rehabilitaron tu marcha
rehabilitaron tu mente
no fue posible rehabilitar
tu agotado corazón

3
Los vecinos acuden
aliados de tu cuerpo
Reciben tu palabra:
manotazo, susurro,
advertencia o promesa

Antecedes sus pasos
en la marcha postrera

4
Caes en una tierra
que aguarda hace tiempo
devolverte caricias
¡Tantas veces la tomaste!

¡Ahora te toma entero!
Surcos profundos con brabán
boloneos,
rastrillados y surcos más ligeros
azadonazos
en la siembra o el deshierbe
huella en tierra
aligerándola
humedeciéndola
preñándola

¡Ahora te toma entero!
aligerándote
surcándote
acariciándote
haciéndote vuelo

5
He trazado mi ruta
llueve con la fuerza del trópico
retumban las frágiles techumbres
la tierra extiende su piel tensa
al golpeteo
al rítmico compás celeste
oyen nuestros muertos más queridos
sienten la humedad reconfortante
añoran despertar

Está Tomás
su cuerpo apenas descansado
a la espera del tempero de estas aguas
para sembrar de nuevo
y hacerse vigilante
de la pequeña planta
que apunta abriendo el suelo

Está como si tal
como si la vida fuera eterna
y el universo todo
alojara en su seno
infinitas posibilidades del fluir

6
El agua lenta
trae memoria
de las almas campesinas

Tomás asoma
hurgando
entre las barbas y raicillas
del arbolado ribereño
busca cangrejos

A veces
hunde el brazo
hasta el fondo de una cueva
y trae de vuelta
el cangrejo más fiero
atenazando sus dedos

A  paso sigiloso
con el río a la cintura
va llenando la alforja

Los chiquillos
aguardan en la orilla
presenciando un poema

7
Nada en las pequeñas pozas
que el Río Mayor socava
ha escapado de la escuela
y respira libertad
la anciana de negro lo delata

Un tiempo después
con el trabajo concluido
y el potrillo a la sombra del ciruelo
refresca la jornada
en el Río Nuevo

Al término de todo
se aleja por el Ebro
disfrutando su nado
en busca de otras aguas


Manos campesinas

Vengo de unas manos campesinas
que abrazaron la tierra  surco a surco
que soñaron la vida hasta el cansancio

1.
En un día de lluvia,
un hacha prepara el filo,
que lo suyo es hacer leña.

La carga incluye
pequeños troncos
cortados uniformemente.
Sobre un viejo y duro apoyo,
cada rolo se ajusta
para sacar estillas
(así dice el labrador:
comodidad del lenguaje
de a abierta a e no tanto).

Hablo de lo que he visto:
la mañana astillando,
preparando el fogón del mes;
cada día a cebarlo;
por cocina una plancha
de hierro acerado,
con buen horno,
fogón y chimenea,
y el badil,
apoyo a la labor
del fogoneo.

Se ceba
como se alimenta a un animal
(los cochos para diciembre
-se dice, en particular-
también los conejos
con su pienso compuesto).
Abre la boca y van las estillas
a fundirse dentro,
los primeros palitos,
virutas y papeles,
ahúman el recinto,
pronto la llama
florece en su reino
de brasas y rescoldos.

Cada cual en su casa,
con la pila de troncos.
Fulano tiene el corral repleto,
mengano,
en la bajera estrecha,
se contenta
con un montoncito escuálido.

La leña reunida
trasluce las distancias:
es la marca de los pobres

Hablo de lo que he visto:
la mañana astillando,
proveyendo el fogón …

2.
Al madero va el hacha bien templada
en un día de lluvia detenido,
con misión de astillar a son batido
la des-carga de troncos apilada.

Una a una va la astilla a su manada,
quita el frío del cuerpo estremecido
el hombre aquél que brega amanecido
por el horno y el pan y la cebada.

Crecerá el cereal en primavera
granará para junio venidero,
proclama a cada hachazo en el madero.

Bajo el cobertizo de la era,
golpe a golpe dando el hortelano,

una nueva pila será su sementera.

jueves, 23 de febrero de 2017

Huir




Si pudiera estar en un lugar
y que nada me toque
Yolanda Pantin

“indio” ven y toma tu cerveza
Caupolicán Ovalles

Huir hacia adelante
            salir por la ventana
Mirar el paraíso
            que fuimos (que somos)
el árbol la montaña el nido
el cuerpo sin espejo

Huir hacia adelante
hasta encontrar
al hombre de la pipa
al pirata del loro al hombro y el tonel de ron
al leñador del bosque
al pescador de río
a Alicia o Caperucita
regresando a su arboleda
a Magdalena en el jardín del resucitado

Perseguir la paz a todo trance

Huir hacia el pasado
por la puerta trasera
Mirar la infancia
detenida en el instante
los espectros las voces familiares
los lugares hollados

Huir a la palabra
al corazón rebosante de emociones
a la tarjeta postal
a la fotografía sepia

Buscar amor a todo trance
Buscar raíz a todo trance

Huir al sótano
a las profundidades del presente

Salir sin salir

Entrar en todo caso
a la vida
que acoge la palabra
con su dosis de miedos y de culpas
con su carga de sueños y nostalgias

Entrar
a la vida
que trae sus novedades

y a fin de cuentas
ya no engaña