foto javier sanz
Esto dijéronme:
Tu padre ha muerto…
Ramón Palomares
1
Se detuvo el corazón sin fuerzas
cesó el respiro
la piel esperará paciente
a fundirse con la tierra
2
En una cama ajena
hemos palpado tu piel tibia
nos dejas repentino
cansado
de la lucha incontenible
Rehabilitaron tu marcha
rehabilitaron tu mente
no fue posible rehabilitar
tu agotado corazón
3
Los vecinos acuden
aliados de tu cuerpo
Reciben tu palabra:
manotazo, susurro,
advertencia o promesa
Antecedes sus pasos
en la marcha postrera
4
Caes en una tierra
que aguarda hace tiempo
devolverte caricias
¡Tantas
veces la tomaste!
¡Ahora
te toma entero!
Surcos
profundos con brabán
boloneos,
rastrillados
y surcos más ligeros
azadonazos
en la
siembra o el deshierbe
huella
en tierra
aligerándola
humedeciéndola
preñándola
¡Ahora
te toma entero!
aligerándote
surcándote
acariciándote
haciéndote
vuelo
5
He
trazado mi ruta
llueve
con la fuerza del trópico
retumban
las frágiles techumbres
la
tierra extiende su piel tensa
al
golpeteo
al
rítmico compás celeste
oyen
nuestros muertos más queridos
sienten
la humedad reconfortante
añoran
despertar
Está
Tomás
su
cuerpo apenas descansado
a la
espera del tempero de estas aguas
para
sembrar de nuevo
y hacerse
vigilante
de la
pequeña planta
que
apunta abriendo el suelo
Está
como si tal
como
si la vida fuera eterna
y el
universo todo
alojara
en su seno
infinitas
posibilidades del fluir
6
El
agua lenta
trae
memoria
de las
almas campesinas
Tomás
asoma
hurgando
entre
las barbas y raicillas
del
arbolado ribereño
busca
cangrejos
A
veces
hunde
el brazo
hasta
el fondo de una cueva
y trae
de vuelta
el
cangrejo más fiero
atenazando
sus dedos
A paso sigiloso
con el
río a la cintura
va
llenando la alforja
Los
chiquillos
aguardan
en la orilla
presenciando
un poema
7
Nada
en las pequeñas pozas
que el
Río Mayor socava
ha
escapado de la escuela
y
respira libertad
la
anciana de negro lo delata
Un tiempo
después
con el
trabajo concluido
y el
potrillo a la sombra del ciruelo
refresca
la jornada
en el
Río Nuevo
Al
término de todo
se
aleja por el Ebro
disfrutando
su nado
en
busca de otras aguas
Manos campesinas
Vengo de unas manos
campesinas
que abrazaron la tierra surco a surco
que soñaron la vida hasta el
cansancio
1.
En un día
de lluvia,
un hacha
prepara el filo,
que lo suyo
es hacer leña.
La carga
incluye
pequeños
troncos
cortados
uniformemente.
Sobre un
viejo y duro apoyo,
cada rolo
se ajusta
para sacar estillas
(así dice
el labrador:
comodidad
del lenguaje
de a abierta a e no tanto).
Hablo de lo
que he visto:
la mañana
astillando,
preparando
el fogón del mes;
cada día a cebarlo;
por cocina
una plancha
de hierro acerado,
con buen
horno,
fogón y
chimenea,
y el badil,
apoyo a la
labor
del
fogoneo.
Se ceba
como se
alimenta a un animal
(los cochos para diciembre
-se dice,
en particular-
también los
conejos
con su
pienso compuesto).
Abre la
boca y van las estillas
a fundirse dentro,
los
primeros palitos,
virutas y
papeles,
ahúman el
recinto,
pronto la
llama
florece en
su reino
de brasas y
rescoldos.
Cada cual
en su casa,
con la pila
de troncos.
Fulano
tiene el corral repleto,
mengano,
en la
bajera estrecha,
se contenta
con un
montoncito escuálido.
La leña
reunida
trasluce
las distancias:
es la marca
de los pobres
Hablo de lo
que he visto:
la mañana
astillando,
proveyendo
el fogón …
2.
Al madero
va el hacha bien templada
en un día
de lluvia detenido,
con misión
de astillar a son batido
la
des-carga de troncos apilada.
Una a una
va la astilla a su manada,
quita el
frío del cuerpo estremecido
el hombre
aquél que brega amanecido
por el
horno y el pan y la cebada.
Crecerá el
cereal en primavera
granará
para junio venidero,
proclama a
cada hachazo en el madero.
Bajo el
cobertizo de la era,
golpe a
golpe dando el hortelano,
una nueva
pila será su sementera.
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