martes, 4 de octubre de 2016

Gardacho rabón





Los matorrales viejos
salpican las lomas del secano
el día soleado
tiñe de azul el aire
y el regreso a casa es un cantar

El cereal maduro
ha sido cosechado
Abundan los rastrojos
y corren conejos y pajarillos

Allá canta una perdiz
localizada al punto
para seguir su rastro con los perros
¡tal vez sea mañana!

En el ribazo asoma
un extraño reptil
Indiferente  a caminantes
toma el sol sobre el refugio
una oquedad abierta
en terreno arcilloso

Se detiene el motor
y el niño con su honda
ejecuta el limpio movimiento
y el cielo es un océano
y bate un raro olor a sangre.


Nota: Este poema es un ejercicio lúdico intercultural. A partir del poema Búho, del venezolano-andino Ramón Palomares, y tomando 4 de sus versos, reelaboro el poema con un sentido diferente, enraizándolo en mis memorias de infancia en Mendavia.

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