Amanece
y te observo
desde
el fondo de esta hondura campesina
Despierta
el sol y alumbra
tu
oquedad en la montaña
Emilia
cuenta de su viaje de infancia
a
la gruta prohibida
El
que entra no sale –han dicho los mayores
Y
es verdad que así fue
Que
se tragó la tierra a un convecino
Llegaron
luego a practicar sus ritos
de
Lionza y tabaco
de
Cortes Principales a la boca de la cueva
Los
niños no pueden ver, es feo –han dicho los mayores
Y
es verdad que así fue
Dejaron
los niños de recorrer las trochas
Se
enconcharon las bandas
con
sus armas y noches
La
cueva es peligrosa –han dicho los mayores
Y
es verdad que lo es
Ya
nadie aventura
hacia
esos lados el camino
Cueva
mágica que presides la ciudad
a
su costado
Leyenda
de tesoros enterrados
de
rituales ancestrales
de
guerrero Guaicaipuro y resistencia
Estás
para los ojos
Que
no para los pasos
Memoria
que
la selva se come
Memoria
que la ciudad devora
Es un extraordinario poema, lleno de pasadizos al fondo de la tierra. Celebro tanta humanidad, en imágenes de pureza cantada como el viento seguramente al entrar en la cueva.
ResponderEliminarpalabra de poeta q este poema-cronica no tiene desperdicio... es limpido, sentido, perfecto... Y es verdad que lo es!!!!
ResponderEliminar